“Homeostasis” y mejor distribución de la riqueza
A medida que el Capitalismo progresa los países ricos se hacen más ricos y los pobres se vuelven más pobres y endeudados. Es un
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proceso explosivo, que se basa en que los productos de los países más ricos se hacen cada vez más atractivos que los de los países pobres, tecnológicamente y por precio. Es una realimentación positiva debida a los compradores, que ven precio pero no ven consecuencias. Se podría aliviar y, tal vez, frenar, con la “homeostasis”.
La mejor medida para impedir que un país tenga monopolio de un producto sería la “homeostasis”, que favorece la producción de ese producto en países menos fuertes económicamente y que con un mercado de “compradores comunes” no hubieran podido competir.
Si bien dejar de comprar a un país experimentando la “homeostasis” podría traer conflictos internacionales, y por eso habría que tomarlo con pinzas, el no salir del país y dejar de comprar lo de municipios ricos o provincias ricas podría traer una mucho mejor distribución de la riqueza. Algo es algo.
En las reuniones internacionales de economistas se debería aplicar la ecuación
Bienestar mundial = máximo
pero se aplica esta otra:
Bienestar de mi país poderoso + bienestar de los grupos dominantes de los países pequeños = máximo
Y esta ecuación no toma en cuenta el bienestar de los pobres de los países pequeños. Pero indica que “mi país poderoso”, para tener bienestar, venderá sus productos a esos países pequeños. Los pobres de los países pequeños, entonces, si pudieran hacerlo, deberían evitar comprar productos de ”mi país poderoso” y deberían comprar los productos de los países más débiles que fuera posible. Esto nos alejaría de la segunda ecuación y nos acercaría a la primera.
Homeostasis y “centro atractor”
Los países ricos se vuelven más ricos materialmente,
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tecnológicamente y financieramente. Y este potencial financiero se vuelve “centro atractor”, que va poco a poco acaparando todas las empresas del mundo (excepto las “ancladas”, que son las estatales y también las que tienen clientes que practican el “compre local”). La “homeostasis” podría oponerse, eficazmente, a este proceso. Si se fortificaran las empresas más pequeñas y los países más pequeños el “centro atractor” dejaría de tener importancia.
Homeostasis y predominio imperial
Los imperios se han ido sucediendo a lo largo de la Historia y, finalmente, han caído. Pero sus caídas no restañaron la sangre derramada durante los años que duraron esos imperios. La “homeostasis” podría servir para evitar la formación de imperios, que se produce cuando el predominio de algún país o grupo de países se hace manifiesto sobre el resto de los países. Habría que tratar de evitar ese predominio y, para eso, no vemos cosa mejor que comprarle productos preferentemente al país mas pequeño que pueda proveerlos, para que este país más pequeño se fortifique y los grandes no crezcan exageradamente.
Si la “homeostasis” fuese efectiva se tendría más homogeneidad en las fuerzas de los países del mundo. Éste sería más democrático porque ningún país sería demasiado poderoso. ¿Correría peligro entonces el avance científico? El avance científico de base nace de la curiosidad humana y no del deseo de ganar dinero, así que no corre peligro.
La “homeostasis” sería fundamental para que no hubiera empresas tan grandes o países tan poderosos que consideraran que todo debiera ser hecho a la medida de los intereses de ellos.
La distribución de Pareto, que se sintetiza en el 80-20 (el 20% de la gente posee el 80% de la riqueza y el 80% de la gente posee el 20% de la riqueza) (podría ser, hoy, 95-5) significa , no nos hagamos ilusiones, que el 20% gobierna y el 80% es gobernado (o que el 5% gobierna y el 95% es gobernado). Pareciera que las proporciones están restringidas a lo estrictamente económico, pero no es así: es el poder el que está detrás de las proporciones. Ese 80-20 (ó 95-5) está también en la distribución de riqueza entre países y
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está acompañada de la misma proporción de poder. Si se quisiera una proporción diferente del reparto de poder (más cercana al ideal 50-50) convendría utilizar la “homeostasis”, que sería una buena realimentación negativa.
En una nación poderosa siempre hay palomas y halcones y uno espera que las palomas contengan a los halcones. Pero esto es utópico. Siempre ganan los halcones, porque eso le conviene al país fuerte y a la larga su pueblo cae en la tentación. Lo que habría que hacer es que esa nación no se haga tan fuerte que sus halcones puedan desequilibrar los poderes mundiales.
No es el Capitalismo de las PYMES el que provocó las guerras: es el de las grandes empresas. De modo que el “compre al más pequeño” y la “homeostasis” podrían ayudar a mejorar las posibilidades de paz.
Según Maquiavelo, en su libro “El príncipe”, no le conviene a un país pequeño ayudar a un país grande que ataca militarmente a un país pequeño. Pero, atención, porque el país pequeño puede no estar ayudando al grande militarmente, pero sí puede estar ayudándolo a través de lo económico: comprándole productos al país grande.
La “homeostasis” produciría problemas al comprador
Molestias por “homeostasis”
Establishment es el grupo de poder que gobierna a una nación. Aunque el conjunto de “compradores inteligentes” podría beneficiar a todos los habitantes del país, no le gustaría al establishment, porque trasladaría el centro de poder, que está en las grandes empresas, al territorio de las PYMES. Y tampoco les gustaría a los establishment de los países industrializados la “homeostasis”, aunque beneficiara a todos los países, porque trasladaría el centro de poder, que está en los países ricos, un poco hacia los países pobres.
Las metrópolis no quieren a los gobernantes de países pequeños que son protectores de “compradores comunes”. Menos querrían a los compradores cuyas compras tuvieran fines bien definidos, como
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los “compradores inteligentes”. Y mejor no hablemos de que quieran a compradores con tendencia a la “homeostasis”.
Represalias por “homeostasis”
La “homeostasis” podría generar represalias por parte de los países más ricos. Una podría ser una especie de “sanciones económicas”, desabasteciendo, a los habitantes del país que practica la “homeostasis”, de insumos que monopoliza el país más rico. El comprador, si se asustara, podría dejar la “homeostasis” y, si no se asustara, profundizarla.
Compramos una cinta adhesiva transparente de una marca que nos es familiar y que fabricaba, en Argentina, una multinacional. No aparece, en lugar del envase ni en la cinta, cuál es el sitio en que fue fabricada. Éste es un ejemplo de lo que podría ser una primera etapa en contra de la “homeostasis”.
Si la acción de la “homeostasis” de nuestros compradores perjudicara a países grandes, éstos podrían tomar medidas como retirar sus empresas de nuestro país. Esto podría ser perjudicial, si nos hiciera faltar materias primas y tecnología. Si estas faltas no ocurrieran, esas empresas extranjeras podrían ser reemplazadas ventajosamente por PYMES.
Una represalia de las naciones industrializadas contra el proyecto de “homeostasis” sería ofrecer los productos en “paquetes”. En cada “paquete” estaría el producto que uno desea, acompañado por otros nueve productos que uno querría comprar a otros países (países pobres, por ejemplo). Habría que ver si todas las naciones industrializadas harían lo mismo.
La “homeostasis” podría ser combatida con un enriquecimiento concentrado de los poseedores de materias primas, que en muchos casos están en manos de países ricos, aunque estén ubicadas en países pobres.
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Práctica de la “homeostasis” como cuestión de conciencia de cada comprador
“Homeostasis” para nivelar
La concentración empresaria y financiera a nivel universal sería suavizada por la “homeostasis”.
Se ha dicho que “la única libertad que tiene el pueblo es la de morirse de hambre”. Pero estamos viendo aquí que el que compra tendría hasta la libertad de tratar de que las riquezas de los países del mundo se nivelaran y se homogeneizaran. Es mucha libertad si se la sabe aprovechar.
“Homeostasis” para evitar realimentación positiva
El “comprador inteligente” podría acercar la Economía al rango de Ciencia Exacta, porque introduciría una realimentación negativa (“compre al más pequeño”) donde hay, ahora, una realimentación positiva (“compre al más grande porque vende más barato”). Aún más la acercaría a Ciencia Exacta la “homeostasis”, porque introduciría otra realimentación negativa más general.
Hay una tendencia a comprarle al ganador, al que se impone, al que crea una moda. No es ello una buena tendencia y convendría comprarle a los menos cercanos a ser ganadores.
Para que el Capitalismo no envejezca (recordar el “envejecimiento del Capitalismo” de página 64) los compradores podrían “comprar local”, “comprar al más pequeño” e ir hacia la “homeostasis”. Estas tres conductas impedirían la realimentación positiva que hace que los pobres enriquezcan a los ricos, que los ricos se hagan más ricos y que los pobres se hagan más pobres (y que después los pobres se enojen porque los ricos son ricos).
Los simpatizantes de la izquierda clásica tienen la ilusión de luchar contra los dueños de las grandes fábricas al mismo tiempo que las fortifican comprándoles sus productos. Sería más lógico dejar de comprarles para ver si así las debilitan o, por lo menos, no
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las fortifican. Si no,¿cómo van a luchar por el poder, dándole de comer al que consideran contrario? Sería lógico comprarles a los países pobres (aparte de “comprar local y al más pequeño”) para no fortificar a los países contra cuyo poder se lucha.
Implementación de “homeostasis”
Implementación: debería tender a la “homeostasis” a todo nivel económico.
Eso de que un país pequeño no importa como mercado a un país grande no lo creemos. Es más, podríamos pedir a nuestros gobernantes que tomaran como mercado a cualquier país pequeño, en caso de que un grande lo despreciara. Para el grande es el 1% del mercado. Para nosotros sería el 10%, o el 50% o más. Y así, de paso, contribuiríamos a la “homeostasis”.
La “homeostasis” sería mejor aún si en lugar de comprar a los países menos ricos (de productos que no se pueden fabricar en nuestro país) se hiciera trueque con nuestros productos y los productos de esos países menos ricos.
No hay contradicciones entre diversas propuestas de este libro: “homeostasis” y “compra al más pequeño” no se contradicen: dicen lo mismo, aunque a escalas distintas.
Actualmente hay un movimiento en contra de la globalización que no tiene dirigentes, lo cual lo hace notablemente poderoso, como ocurre con las hormigas, cuyo comportamiento es dirigido, no por su reina, sino por las informaciones que se intercambian entre sí las propias hormigas. Esto coincide con lo que proponemos aquí: que la implementación de la “homeostasis” se produzca por convicción de las personas, sin ningún dirigente.
En la Medicina actual el médico busca la colaboración del paciente. Hacen el tratamiento entre los dos. En la Economía descripta en este libro, que pretende ser esclarecedor y no ejecutivo, se considera la colaboración del comprador como elemento fundamental para llevar a cabo la “homeostasis”, aparte de otras acciones económicas. En la Economía Clásica el comprador sólo soporta, como el paciente antiguo.
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El turismo es una fuente de divisas y debería ser siempre bienvenido, y no valdría la pena aplicar la “homeostasis” al turismo que nos visita. Pero sí a nuestro turismo: tendríamos que ir de turistas a países pobres.
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