domingo, 17 de febrero de 2013

  Sobre políticas de izquierda ( Izquierdas “clásica” y “generalizada”)
  Podemos dividir a las izquierdas en “clásica” y “generalizada”. Clásica es la de Carlos Marx. Nosotros llamaremos aquí “izquierda generalizada” al conjunto de personas que no están necesariamente mal económicamente, pero sienten que es injusto que haya gente que, en medio de la abundancia actual, sufra porque es pobre.

  Las asociaciones sindicadas como marxistas en los manifiestos de derecha como, por ejemplo, al tomar Onganía el poder, eran simplemente pertenecientes a la “izquierda generalizada” (Asociación de lucha por los derechos humanos, etc.).

  Podemos calcular, aproximadamente, por los datos disponibles, que de los 30.000 desaparecidos en la última dictadura militar en Argentina, 1.000 era de izquierda y 29.000 eran de “izquierda generalizada”.

  El único problema que tiene la derecha es que el sistema económico no cierra, lo cual causa malestar social permanente. Y esto es lo que da fuerza política a la izquierda y que hace que siempre haya izquierdistas, por más que se los combata y se los haga desaparecer.

  Ningún gobernante de izquierda pudo ser suficientemente fuerte como para luchar, al mismo tiempo, contra las grandes empresas y
contra los instintos de su propio pueblo que, con sus compras, tendía a fortificar a las grandes empresas subversivas. Siempre tuvieron, estos gobernantes, que montar dictaduras para poder seguir siendo leales a sus ideales.

  Cuando un activista de izquierda rechaza nuestros argumentos de “comprador integral” tiene sus razones. En una población

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cualquiera hay, digamos, un 5% de personas que pueden ser activas, es decir, que pueden realizar actividades conducentes a obtener una finalidad política o económica, aún implicando cierto riesgo, y lo harían con conocimiento de lo que persiguen y convencidos de ello. Este 5% activo sería capaz de desarrollar acciones que permitieran luchar por el poder, porque el restante 95% se mantendría indiferente y no apoyaría a uno u otro bando. Si la acción que desarrollara ese 5% activo fuera el de ser“comprador integral”, mientras que el otro 95% sigue comprando como siempre (es decir, sigue activo) el 5% no pesa frente al 95% y su accionar es demasiado pequeño como para ejercer alguna influencia en la lucha por el poder. Por lo tanto, el activista tendría razones fundadas para desechar la fuerza que se originaría en la acción de los “compradores integrales”.

  Las votaciones de las masas populares no votan a los patrones, como se queja un escritor uruguayo, sino a la “izquierda generalizada”, que es la que promete mayor empleo, mayor enseñanza, mejoras en los hospitales, etc. Tal vez voten a la derecha, pero sólo cuando tienen miedo y solicitan protección, sea del ejército o de la policía. Creemos que, si un gobierno de “izquierda generalizada” lograra cooperación por parte de los compradores, podría tener una duración indefinida. Pero el apoyo de los compradores sería esencial, porque los “compradores comunes” fortifican a los ricos, que ven en la “izquierda generalizada” una estructura marxista hábilmente disfrazada. Sin los “compradores integrales” no se llegaría nunca a una estructura social políticamente estable.

 La Economía no es estable para nada, debido a sus realimentaciones positivas naturales. Las realimentaciones negativas de la Economía que se oponen a esas realimentaciones positivas son artificiales y son producidas por las acciones de los gobernantes de “izquierda generalizada” y por las revueltas populares. Con “compradores integrales” las realimentaciones negativas serían automáticas y no se necesitarían revueltas

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populares.

  En 2005 se rumoreó internacionalmente que Brasil, Argentina, Venezuela y Bolivia se volvieron de izquierda porque trataron de formar coalición económica independientemente de EEUU. No pasaron a ser de izquierda: sólo trataron de ser antibananeros.

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